Inés tiene 6
años, es alérgica a los ácaros, y en algunas épocas del año lo pasa bastante
mal… ella y su familia, claro. Hace algo más de un mes, empezó con tos de nuevo
por la tarde, y cuando llegó la noche se hizo evidente que algo no iba bien. Le
costaba respirar, casi no podía hablar sin ahogarse… y sus papás corrieron a
acercarla al servicio de urgencias más próximo.
La alergia a ácaros se la segunda en frecuencia tras la alergia a pólenes |
Una
vez allí, se le atendió rápidamente y tras varias horas de aerosoles y
medicación por vía venosa, (con un suero), fue mejorando. Pero no del todo, así
que la dejaron en observación “otro rato” más. Total, que al final la noche sin
dormir y casi al alba, los padres deben decidir qué harán al día siguiente. Es
laborable. Está claro que Inés no irá al colegio. Pero hay que decidir quién se
queda a su cuidado. Y a quién le toca faltar al trabajo.
Inés padece crisis de asma |
Rafael
es autónomo, tiene una asesoría laboral y mil papeles y clientes citados para
ese día. Yolanda es auxiliar de clínica en un centro médico, con varias
consultas y pacientes programados para ser atendidos. Sea quien sea el que
falte al trabajo, conllevará una pérdida de “productividad” importante (un
pellizco menos a final de mes). Es verdad que lo importante es que Inés esté
mejor y bien atendida, pero el descalabro familiar en la organización de los
días que un hijo está enfermo es importante. Si estos episodios se repiten,
además, la falta de asistencia al cole puede repercutir en las notas al final
de curso… tanto, que se debe, y de hecho se hace, incluir esto a la hora de
calcular el impacto económico de una enfermedad en la sociedad.
El coste económico indirecto es mayor al coste directo |
La
salud, más bien, la falta de salud, repercute económicamente, no solo en forma
de recursos económicos “costes directos” empleados (el dinero que cuesta la
consulta de un médico, cuidados de enfermería, asistencia en urgencias, gastos
de medicación y hospitalización…), sino que además, existen otros tipos de
“costes indirectos”, que no siempre son tenidos en cuenta pero que pueden
suponer un porcentaje nada desdeñable.
Los
costes indirectos en el caso de las enfermedades alérgicas en los niños,
básicamente se pueden reunir en dos grupos:
1º
los días perdidos de colegio (absentismo escolar, peor rendimiento en las
actividades escolares, calificaciones…) generalmente acompañados de absentismo
laboral (pérdida de productividad) si ambos padres trabajan, ya que al menos
uno suele quedar a su cuidado, y
2º
deterioro de la calidad de vida del niño (y obviamente de la familia).
En
un estudio de 2015 realizado en Italia, para evaluar los costes directos e
indirectos de las enfermedades alérgicas en general, se concluyó que el impacto
económico total, asociado con las enfermedades respiratorias alérgicas y sus
comorbilidades principales, fue de 7,33 billones de €. (Recenti Prog Med. 2015
Oct; 106 (10):517-27). Estudios similares en otros países arrojan datos de
varios millones de dólares, euros, libras… si bien cada país tiene sus
peculiaridades en cuanto a sus sistemas sanitarios, parece claro que las
enfermedades alérgicas suponen un capítulo nada desdeñable en los gastos
sanitarios.
En España, en un estudio publicado en 2017, (Rhinoconjunctivitis
Committee of the Spanish Society of Allergy and Clinical Immunology. Estimate
of the total costs of allergic rhinitis in specialized care based on real-world
data: the FERIN Study. Allergy
2017; 72: 959–966) se describen los gastos totales estimados a causa de la
rinitis alérgica en nuestro país. Se concluyó tras seguir a casi 500 pacientes
(de todas las edades) de distintas zonas geográficas, que el coste total de la
rinitis alérgica por paciente-año fue de 2326.70€ (directos, 553.80€;
indirectos, 1772.90€). Los costes directos, fueron significativamente más altos
en mujeres (600.34€ vs 484.46€ en varones, P = 0.02). Y como era de esperar,
los costes para la rinitis intermitente fueron menores que para la rinitis
persistente (1484.98€ vs 2655.86€, P < 0.001). Los costes directos en
pacientes con rinitis alérgica en pacientes con asma intermitente (€507.35)
fueron más bajos que en pacientes con asma persistente leve (€719.07) y
persistente moderada (€798.71) (P = 0.006). En conclusión: el coste total de la
rinitis alérgica (acompañada de asma o no) es considerable. Cuanto mayor es la
frecuencia de los síntomas o la gravedad, mayores son los gastos, obviamente.
Los costes indirectos, básicamente de triplican los directos, su reducción
implicaría un ahorro considerable a la sociedad.
La rinitis alérgica cuesta 2326€ por paciente al año |
Los productos "sin alérgenos" son más caros que los demás. |
Dra.
Gloria Requena Quesada.
Médico
Especialista en Alergología
Grupo
AlergoMálaga
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