Es
un hecho contrastado por numerosos estudios epidemiológicos que las
enfermedades alérgicas están aumentando. Hablamos de un grupo de patologías que
afecta al 20% de la población mundial (o lo que es lo mismo: a 1 de cada 5
habitantes del planeta). Cifra que es aún mayor si la circunscribimos a Europa,
donde crece hasta el 25-30%. La OMS (Organización Mundial de la Salud) ha
incluido las enfermedades alérgicas comunes (asma y rinitis alérgicas,
dermatitis atópica, alergias alimentarias y a fármacos) dentro de las 6
patologías de mayor prevalencia de forma general a nivel mundial, y es por esto
por lo que hace tiempo que saltaron las alarmas.
1 de cada 5 personas padece alguna enfermedad alérgica |
En un estudio que incluyó a 300
pacientes de distintas nacionalidades (daneses, suecos y alemanes), se verificó
un incremento en la prevalencia de dermatitis atópica de un 7% (en 1979) a un
18% (en 1991). Otros estudios demuestran lo mismo para el resto de patologías
alérgicas. Alergológica 2005, un ambicioso estudio epidemiológico transversal
sobre la situación de las enfermedades alérgicas en España, dejó claramente de
manifiesto que la incidencia de este grupo de enfermedades está creciendo a
ritmo acelerado.
En Europa se ha constatado un aumento en las enfermedades alérgicas |
En marzo de 2005, R. Jaenicke, de la
Universidad de Mainz, publicó que hasta el 25% de los contaminantes ambientales
pueden ser de origen biológico (haciendo referencia sobre todo al polen). La
alergia al polen es mundialmente famosa por su elevada prevalencia y su
incidencia creciente, pero existen aún muchos enigmas por resolver: ¿Cuál es la
explicación de que en algunas regiones la alergia al polen sea mayor en las
zonas urbanas que en las rurales? Han surgido teorías como la de la
contaminación del aire de la ciudad por partículas de ozono, elevados niveles
de dióxido de nitrógeno, etc., que facilitarían la sensibilización a estos
alérgenos. Pero esto no es siempre así: ¿Por qué entonces, países como China o
Europa del este, famosos por sus elevados niveles de contaminación, presentan
una baja prevalencia de asma alérgica y otros, como Nueva Zelanda, con una
política medioambiental estricta, presentan una tan alta? La respuesta es: NO
LO SABEMOS.
La contaminación es una de los factores relacionados, pero no el único |
Lo que está claro es que en este juego existen varios participantes
que aún no conocemos, y que pueden tener que ver con la genética, la
climatología o la alimentación (o con todo al mismo tiempo), y vaya usted a
saber qué más.
La genética juega un importante papel |
La prevalencia de las enfermedades
alérgicas es claramente más alta en los países desarrollados respecto a los
subdesarrollados o aquéllos en vías de desarrollo. Esto es una realidad más que
constatada. La “hipótesis de la higiene” hace referencia al contacto precoz con
agentes infecciosos, que modularían nuestro sistema inmunológico en sus etapas
tempranas favoreciendo su adecuado desarrollo —como ha venido ocurriendo a lo
largo de la historia—. ¿Hemos intervenido demasiado? ¿Ha osado el hombre
moderno limitar este contacto debido a un excesivo “celo” por la higiene?
La Hipótesis de la Higiene |
Es
evidente que han cambiado muchas cosas respecto a la nutrición infantil en las
últimas décadas: la mujer, por ejemplo, se ha incorporado al mundo laboral, lo
que en general ha acortado los períodos de lactancia, los alimentos han pasado
a ser sometidos a rígidos procesos de manipulación para optimizar su
conservación, han surgido los alimentos “transgénicos”, hemos incorporado
nuevas proteínas alimentarias (antes nadie comía aguacates ni kiwis), las edades
de introducción de los alimentos en la dieta cambian constantemente (y son
distintas entre países distintos). ¿Y el estrés, le echamos la culpa de algo de
todo esto? Pues a lo mejor sí. ¿Ahora cumplimos con la dieta mediterránea tanto
como antes? Ni por asomo. En fin…
Zumo 'Verde' de Aguacate y Kiwi |
Lo que todos tenemos bastante claro, es que aquellos que
pasamos de los treinta años, no hemos escuchado a nuestros abuelos ni a
nuestros tíos-abuelos nombrar la palabra “alergia”. Existían “achaques”,
“pleuresías”, “apoplejías”, “durezas”, “culebrinas”, etc., pero no alergias.
Quedémonos con esto.
Dr. Gonzalo Campos Suárez.
Médico Especialista en Alergología.
Grupo AlergoMálaga.
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