Las mascotas nos
brindan compañía, diversión, cariño, pero en algunas personas pueden provocar
síntomas alérgicos.
Niña y perro |
En España, se
estima que el 6% de la población está sensibilizada a algún animal, y esta cifra
es mayor en personas alérgicas (20% de los asmáticos, por ejemplo). La
prevalencia ha ido aumentando en la última década, y esto parece relacionarse
con un incremento de los animales de compañía en nuestras casas. Se calcula que
en los hogares españoles hay más de 10 millones de mascotas, y hasta un 70%
duermen en el interior de las viviendas; un 30% lo hace en el interior del
dormitorio de sus dueños.
Niño y hámster en la cama |
Por otra
parte, la exposición a alérgenos de animales es muy habitual: se han encontrado
partículas alergénicas en medios de transporte, colegios, oficinas, locales,
por lo que podrían sensibilizar a las personas con predisposición a sufrir
alergia, aunque éstas no mantengan un contacto directo con el animal.
Los animales
que con más frecuencia producen alergia son los gatos, en primer lugar, y los
perros, en segundo. Esto se debe a que son las mascotas más comunes en los
hogares. Pero cualquier animal con pelo o plumas es capaz de desencadenarla (caballos,
conejos, cobayas, hámsters, ratas, ardillas…), incluso se han descrito casos de
alergia a escamas de reptiles.
Gato y niña |
Las partículas
de los animales que producen alergia, los alérgenos, están principalmente en
las secreciones de las glándulas sebáceas y salivares, así como en sus
excreciones (orina, principalmente). Los síntomas alérgicos se producen por
inhalación o contacto con la caspa, el pelo, la orina, la saliva o el suero. De esto se deduce que, contrariamente a la
creencia popular, no es el pelo la principal fuente alergénica de las mascotas,
sino las partículas de la caspa y los restos salivares que van adheridas al
mismo. Los animales, al igual que los humanos, van renovando la capa más
superficial de la piel, desprendiendo pequeñas partículas que contienen el
alérgeno y que permanecen flotando en el aire durante largos periodos de tiempo,
y que al inhalarse desencadenan los síntomas en los pacientes alérgicos. Estos
síntomas pueden ser nasales, oculares o bronquiales, o incluso cutáneos (picor,
urticaria o inflamación en la piel por contacto directo con el animal).
La sospecha de
alergia a las mascotas puede ser muy evidente, pero otras veces no lo es tanto:
por ejemplo, cuando los síntomas no aparecen de inmediato al contacto con el
animal, y sin embargo son continuos y persisten sin estar presente el mismo. En
toda persona con sintomatología alérgica que contacte frecuentemente con animales
se debe investigar a estos como una de las posibles causas del problema.
Niña y perro |
¿Qué
medidas podemos tomar cuando nos diagnostican una alergia a animales?
La principal
medida sería la retirada del animal del domicilio y evitar, por tanto, su
contacto. Pero lo que parece un acto sencillo se ve dificultado en la mayor
parte de los casos por un obstáculo insalvable: los lazos afectivos. Además, se
debe realizar una limpieza a fondo de la vivienda, de los muebles tapizados,
alfombras… ya que los alérgenos de la caspa pueden permanecer en
concentraciones elevadas incluso hasta seis meses después de la retirada del
animal, sobre todo en el caso del gato.
Si se decide
no retirar el animal del domicilio, siempre se pueden aconsejar una serie de
medidas para intentar disminuir la cantidad de alérgenos producidos por el mismo:
- Evitar tocar
el animal y lavarse las manos después de hacerlo.
- No debe
entrar en el dormitorio y menos aún dormir en él.
- Ventilar la
vivienda y realizar una limpieza minuciosa de la misma.
- Bañar a los
perros y los gatos al menos una vez a la semana.
- Lavar la
ropa que haya estado en contacto con los animales.
Existen en el mercado
algunas lociones que, aplicadas una vez a la semana sobre el pelo del animal,
lo humedecen y evitan que se desprenda tanta caspa disminuyendo la
concentración del alérgeno en un 15-20%, aproximadamente.
Existen
vacunas con alérgenos de animales, que se recomiendan para aquellas personas
que no pueden evitar la exposición a los mismos y para las que trabajan con
ellos en su ámbito profesional (veterinarios, peluquerías de animales…).
También podría tenerse en consideración este tratamiento en aquellas personas
que deciden no retirar el animal de su vivienda, y en los altamente sensibles
en los que los síntomas persisten a pesar de retirar el animal del domicilio
(debido a contactos indirectos inevitables).
Por otro lado,
comentar que se ha especulado sobre la existencia de razas de perros y gatos
hipoalergénicos. No existe evidencia científica que lo avale. Suelen ser razas
sin pelo o con pelo corto. Al caerse menos pelo, los alérgenos adheridos (como
comentamos antes) pasarían al medio ambiente en menor cantidad. Puede que una
menor superficie corporal (mascotas más pequeñas) y una menor cantidad de pelo conlleve
una menor producción de alérgeno, más que la raza.
Gato y bebé |
Dra.
Rocío de la Higuera Artesero
Médico
Especialista en Alergología
Grupo
AlergoMálaga
Si tenemos ronchas ,granos,o dermagrofismo(eritema)podemos tener alergia al perro o gato si lo tenemos
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