Actualmente es de sobra conocido que el asma es la
enfermedad crónica de la infancia más prevalente en España y, en general, en
todo Occidente. Distintos estudios hacen referencia a un crecimiento de hasta
un 50% en la última década, y dicho incremento en la prevalencia se ha
correlacionado también con el detectado en la rinoconjuntivitis alérgica y la dermatitis
atópica. En resumen, a más alergia, más asma infantil. Y es que sabemos que
entre el 40-80% de los niños con asma está sensibilizado al menos a un alérgeno
inhalante. Pero no solo la alergia es responsable, y otros factores de riesgo
vienen a sumarse: la genética (que está siempre presente, se quiera o no), la
lactancia materna (que según el resultado de algunos estudios actuaría como
factor de protección, al igual que una dieta rica en vitaminas C, D, E y
carotenos), el consumo de tabaco durante el período gestacional (sobran las
explicaciones), la siempre controvertida contaminación ambiental, etc.
Causas y desencadenantes de asma. |
El desarrollo de asma
en la infancia es, por tanto, consecuencia de la interacción de varios
factores: los endógenos, que vendrían determinados por una predisposición
genética inevitable, y los exógenos, entre los que incluiríamos a los alérgenos
inhalantes, los agentes infecciosos (virus en su mayor parte), los
contaminantes ambientales y el humo del tabaco. La exposición a estos factores
exógenos en un niño susceptible, llevará al desarrollo de una serie de
respuestas que abocarán al daño en el tejido respiratorio, y este, a su vez, al
desarrollo de los síntomas que algunos ya conocéis: tos seca, “pitos”,
dificultad respiratoria u opresión en el pecho.
En ocasiones, las crisis de asma llegan a requerir
asistencia hospitalaria cuando su control se hace inviable en el domicilio. Son
los casos más extremos, que requieren tratamientos recurrentes con corticoides
sistémicos y que merman la calidad de vida de los niños, provocando ingresos
frecuentes, continuas ausencias escolares, limitando la actividad física, las
relaciones sociales e incluso afectándoles psicológicamente a ellos y a sus
familiares.
Ingreso por crisis de asma |
El perfil o fenotipo del niño asmático es variable:
lo es en sus causas, en sus comorbilidades, en sus expectativas de futuro y en
su tratamiento. Por eso es muy importante un diagnóstico precoz, que permita
conocer a qué tipo de asma nos enfrentamos, y qué medidas pueden ponerse en
marcha para minimizarlo, controlarlo o tratar de hacerlo desaparecer.
El asma infantil es hoy en día una entidad clínica
que requiere un gran trabajo en equipo: pediatras, alergólogos y neumólogos
deben coordinarse para abordar de forma multidisciplinar su diagnóstico y su tratamiento:
la tos y la falta de aire no significan necesariamente que exista asma, y no
todos los casos de asma son de origen alérgico. El enfoque terapéutico irá
dirigido exclusivamente a aquellos factores exógenos que sean evitables (ya
hemos dicho que los endógenos los llevamos de serie) y, mientras tanto, a
mejorar el estado de la vía respiratoria de nuestros pequeños aplicando la
mejor terapia disponible. En este punto tienen que ver mucho los padres, ya que
no podemos exigir a un niño que realice un cumplimiento terapéutico adecuado.
Entra aquí por tanto la importancia de la educación sanitaria. Las
consecuencias de un asma infra-tratado o no tratado serán devastadoras en la
calidad respiratoria del niño a medio y largo plazo. Los médicos debemos velar
por el cumplimiento de las prescripciones, pero son los padres los principales
baluartes una vez recibidas las indicaciones pertinentes. Y los profesores, no
lo olvidemos, porque gran parte del tiempo se pasa en la escuela.
Equipo multidisciplinar para el tratamiento del asma |
En definitiva y para terminar, debemos quedarnos con
que el asma infantil es una enfermedad crónica que está incrementando su
incidencia en los países industrializados, que, aunque determinada por la
genética, no es de causa exclusiva, sino que otros factores intervienen en su
desarrollo, factores sobre los que se puede actuar mediante la evitación y el
tratamiento específico; y que es fundamental la educación sanitaria y conocer
las consecuencias que derivan de no abordar el problema de forma precoz.
Niña usando un broncodilatador |
Por otro lado, cada vez disponemos de más armas para
atajarlo: la primera, el conocimiento, que cada año que pasa es mayor respecto
a esta enfermedad; la segunda, la batería de fármacos que la industria
farmacéutica lanza al mercado mejorando a la precedente, permitiéndonos a su
vez una mayor maniobrabilidad a la hora de enfrentarnos a este tipo de
pacientes: no lo olvidemos, los más vulnerables de la casa.
Los niños asmáticos también van al cole |
Dr. Gonzalo Campos Suárez.
Médico Especialista en
Alergología.
Grupo AlergoMálaga.
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