Maimónides |
Moisés
Maimónides (1135-1204 dC), el rabino y filósofo que vivió en Andalucía,
Marruecos y Egipto, fue también un médico que practicó en la corte del Sultán
Saladino. Entre los muchos textos de los que es considerado autor,
Maimónides escribió el “Tratado del Asma” para el príncipe Al-Afdal, (uno
de sus pacientes). En él revelaba que sus síntomas a menudo se iniciaban
como un resfriado común durante los meses húmedos. Finalmente, el paciente
quedaba sin aliento y tosía hasta que expulsaba flemas, lo que mejoraba su
estado.
Señaló
que los meses secos de Egipto ayudaban a estos enfermos.
Ernesto "Ché" Guevara |
Ernesto
“Che” Guevara atravesó su vida luchando por respirar. Esa fue su principal
batalla, la que perdió de forma inexorable. Dicen algunos de sus biógrafos, que
los continuos ataques acaecidos en su infancia y adolescencia forjaron en
cierta medida su carácter, donde siempre destacaron la disciplina y el
autocontrol. Recurrentes encamamientos derivados de este problema -que jamás
pudo resolver-, le llevaron a aficionarse al ajedrez y a la lectura: descubrió
a Charles Dickens (con quien compartió enfermedad), Julio Verne y Emilio
Salgari, entre otros autores.
En
el libro que escribiría más tarde, “Diarios de motocicleta”, en el que relata
un largo viaje realizado junto a su fiel amigo Alberto Granado, hará referencia
a sus sucesivas crisis asmáticas, y a cómo la falta de medicamentos y la
humedad pusieron en aprietos su salud, durante su periplo por Sudamérica. Así
tomó la isla de Cuba, dando mordiscos al aire mientras atravesaba la jungla
caribeña arrastrando su fusil.
Lo
que saben muy pocos, es que previamente (en 1945) había sido declarado “no
apto” para realizar el servicio militar en las Fuerzas Armadas de su país. ¿Parece
incongruente, no? Una simple auscultación determinó el destino de uno de los
más famosos guerrilleros del mundo moderno.
Marcel Proust |
Marcel
Proust, autor de “En busca del tiempo perdido”, una de las obras cumbre de la
literatura francesa, padeció su primer ataque de asma a los nueve años. Siempre
fue un niño débil, sobreprotegido por su madre, lo que describe autobiográficamente
en el primer volumen de esa faraónica obra, “Por la parte de Swann”.
Abusará
del café, recurrirá a inyecciones de adrenalina, a la inhalación de estramonio,
a la marihuana y a otras drogas (opio entre ellas), para combatir su asma.
Llegará a aislarse en una habitación acolchada durante sus largas sesiones de
escritura.
Su
enfermedad respiratoria no soportó una neumonía que fue el motivo de su
fallecimiento en noviembre de 1922, cuando sólo tenía cincuenta y un años.
Admirador
de Mozart, Baudelaire y Alfred de Vigny, un día le preguntaron cómo le gustaría
morir; su respuesta fue: «Mejor y amado».
Antonio Vivaldi |
Antonio
Vivaldi fue sacerdote antes que compositor. En varias ocasiones tuvo que
abandonar cuando oficiaba misa debido a crisis asmáticas que interrumpían sus
disertaciones. De hecho, en 1737 es acusado de una “dejación de funciones”, a
lo que Vivaldi responde en una interesantísima carta:
“No
he dicho misa por espacio de veinticinco años y no tengo intención de volver a
hacerlo, no por causa de prohibición u ordenanza alguna, sino por mi propia
voluntad, a causa de una enfermedad que he sufrido desde la infancia y que
todavía me atormenta.
Después
de haber sido ordenado sacerdote, dije misa durante un año, pero posteriormente
decidí no volver a decirla por haber tenido en tres ocasiones que abandonar el
altar antes de concluir el sacrificio a causa de mi enfermedad.
Por
esta razón vivo casi siempre en interiores y nunca salgo si no es en góndola o
carruaje, ya que no puedo caminar sin sentir dolor y opresión en el pecho.
Ningún
caballero me ha invitado a su casa, ni siquiera nuestro príncipe, porque todos
conocen mi debilidad.
Puedo
salir a pasear después de la cena, pero nunca voy a pie. Ésta es la causa de
que nunca diga misa”.
Excusado
por el Cardenal, el famoso compositor de “Las cuatro estaciones”, encontró un
trabajo como director musical en una escuela para niñas huérfanas.
¿De
nuevo el asma determinó su destino?
Liza
Minnelli, Diane Keaton, Mark Spitz, y hasta el mismísimo David Beckham, han
sufrido en sus carnes la desagradable sensación que supone la imposibilidad
para respirar. Una cantante, una actriz, un nadador y un futbolista, entre
muchos otros. Todos ellos, brillantes y famosos, atravesaron sus carreras
lidiando con su enfermedad. Porque el asma no entiende de clases ni de
bolsillos, y cualquiera puede padecerla.
Liza Minnelli, David Beckham, Mark Spitz, Diane Keaton |
Pero,
como un día dijera Martin Scorsese (también asmático): “Yo fui un niño con asma
inducido a creer que no conseguiría gran cosa en la vida”.
El
que suscribe estas líneas también lo fue.
Saquen
sus conclusiones…
Dr.
Gonzalo Campos Suárez
Médico
Especialista en Alergología
Coordinador del Grupo AlergoMálaga
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