Un motivo frecuente de consulta en
Alergología son las reacciones producidas tras las picaduras de insectos. En
entradas anteriores de este blog, la Dra. Clara Pérez y el Dr. Gonzalo Campos
nos hablaron sobre la alergia producida por picaduras de insectos himenópteros
(abejas, avispas, etc…). En esta ocasión, vamos a hablar sobre la alergia a
otros insectos no himenópteros.
En general, la mayoría de las picaduras
de insectos desencadenan una reacción local que puede durar varios días y que
se resuelve sin tratamiento. Suelen cursar con dolor, inflamación y
enrojecimiento en la zona de la picadura. Las reacciones generalizadas tras
picaduras de insectos no himenópteros son muy poco frecuentes.
Los insectos más implicados y de los que
hablaremos hoy, son los mosquitos, la procesionaria del pino, las arañas, los
escorpiones y las garrapatas.
Mosquitos
Existen más de 3.500 especies, de las
cuales solo algunas son conocidas por producir reacciones alérgicas. La
picadura suele ser inocua, aunque a veces puede convertirse en un vehículo de
trasmisión de agentes patógenos y desencadenar reacciones inmunológicas en el
huésped. Esta respuesta viene desencadenada por la saliva del mosquito, que es
donde se encuentran los principales alérgenos.
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Mosquito |
Las reacciones típicas a la picadura del
mosquito pueden ser inmediatas (con aparición de un habón de 2-10 mm,
enrojecimiento y/o picor a los pocos minutos) o tardías (con aparición de
lesiones papulares, asociadas a picor y edema tras varias horas).
El síndrome de Skeeter describe a pacientes que, tras la picadura
del mosquito, presentan grandes reacciones locales acompañadas de fiebre.
Normalmente se produce en niños sanos y puede imitar a una celulitis (piel
roja, caliente, hinchada y dolorosa), pero se diferencia de esta en que aparece
en pocas horas tras la picadura. Suele resolverse en 3-10 días.
Las reacciones graves por picadura de
mosquito son muy raras. Las personas con mayor riesgo a padecerlas son las que
tienen una elevada exposición (trabajadores al aire libre), los carentes de
inmunidad adquirida a mosquitos locales (niños e inmigrantes) y los
inmunodeprimidos.
Generalmente, con el paso de los años,
suele producirse una desensibilización a través de la exposición natural. Este
proceso puede durar de 2 a 20 años.
La piedra angular del tratamiento de la
alergia a la picadura de los mosquitos se basa en las medidas de evitación. Las
poblaciones de mosquitos locales pueden reducirse eliminando las áreas de agua
estancada, fomentando la cría de peces en estanques para que consuman las larvas
y el uso de insecticidas apropiados.
Cuando se prevé una exposición a
mosquitos, es recomendable protegerse mediante prendas de vestir adecuadas y
repelentes químicos tales como el N, N-Dietil-meta-toluamida (DEET). El DEET es
el repelente más efectivo, puede ser aplicado en piel o ropa y con posibilidad
de emplearse en niños mayores de 2 meses de vida en concentraciones del 10-30%
(más elevado puede causar efectos tóxicos locales o dermatitis).
Procesionaria del pino
Se trata de una oruga que habita en los
pinos, aunque tiene una variante que se encuentra en los robles.
Habitualmente, las reacciones producidas
por la procesionaria ocurren en las zonas de contacto por penetración de sus setae o “pelillos”, produciendo cuadros de
urticaria de contacto. En los niños, es típica la afectación de las palmas de
las manos y espacios interdigitales, al intentar cogerlas.
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Procesionaria del pino (Thaumetopoea pityocampa) |
Además de la afectación cutánea, se han
descrito cuadros de conjuntivitis y de dificultad respiratoria en el contexto
de una anafilaxia, aunque estos casos son excepcionales.
De cara al diagnóstico, es importante
sospecharlo en personas con este tipo de lesión cutánea tras haber estado
expuestos 24 h antes en una zona de pinares.
Arañas
La mordedura de araña en humanos suele
ser accidental y puede pasar desapercibida en un primer momento. Las reacciones
más frecuentes se deben a dos géneros:
- Latrodectus:
Tiene una distribución mundial. Los síntomas se producen más de una hora
después de su mordedura y varían desde el dolor local (lo más frecuente) hasta la
aparición de contracturas musculares, temblor, taquicardia o alteraciones
neurológicas. El tratamiento suele ser sintomático.
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Lactrodectus o "viuda negra" |
- Loxosceles:
Habitan en zonas tropicales y su mordedura es más frecuente en primavera y
verano. Suelen producir síntomas cutáneos, consistentes en la aparición de una
placa violácea de contornos irregulares, asociada a enrojecimiento intenso y
edema, causando mucho dolor. Con el paso de las horas aparece una costra que se
desprende tras varias semanas. En casos graves y excepcionales, puede producir
alteraciones sanguíneas, renales, hepáticas o cardiacas a las 12-24 h tras la
mordedura. En tratamiento es sintomático.
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Loxoceles o "araña de rincón o violinista" |
Escorpiones
La incidencia de reacciones tras la picadura
de un escorpión en España es escasa, no habiéndose descrito casos mortales. La
mayoría suelen ser leves, encuadradas en tres posibles estadios clínicos:
Estadio
I: Dolor local intenso e inflamación en el punto de inoculación.
Estadio
II: Asocia, además, fiebre, vómitos, diarrea, dificultad respiratoria o hipotensión.
Estadio
III: Forma clínica más grave, produciendo alteraciones pulmonares, cardiacas o
cianosis. Debe ser manejada en unidades de cuidados intensivos.
Garrapatas
Las reacciones asociadas a las picaduras
de garrapatas incluyen las reacciones alérgicas por la propia mordedura y el
síndrome alfa-gal.
En las mordeduras, la reacción más común
es la inflamación local con picor asociado. También se han descrito cuadros
graves (anafilaxia) por alergia a algunos componentes de la saliva. Estas
reacciones graves se suelen producir cuando se intenta retirar bruscamente la
garrapata de la piel ya que, en ese momento, la garrapata se adhiere con fuerza
e inyecta más saliva. Por ello, en caso de tener adherida una garrapata, lo
ideal es matarla primero antes de retirarla y así evitar manipularla viva.
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Garrapata |
El síndrome alfa-gal se basa en la
alergia a un oligosacárido llamado Galactosa Alfa-1,3-Galactosa, que está
presente en muchas proteínas de mamíferos no primates, pero no en el ser
humano. Las garrapatas suelen contener sangre de estos mamíferos no primates a
los que parasitan y, al picar al ser humano, pueden transmitir esa sangre. De
esta manera, el sistema inmune del individuo picado podría desarrollar
anticuerpos IgE frente a ese oligosacárido y quedar sensibilizado. Esto podría
relacionarse con dos tipos de reacciones alérgicas graves:
Alergia
alimentaria a carnes de ciertos mamíferos (vacuno, cordero, cerdo), que suele
producir síntomas de alergia grave a las 3-6 horas tras la ingesta.
Alergia
a cetuximab, que es un medicamento empleado en Oncología para el tratamiento
del cáncer de colon y algunos tumores de cabeza y cuello. Este fármaco tiene
algunos componentes de origen humano y otros derivados de roedores, conteniendo
—debido a estos últimos— la Galactosa Alfa-1,3-Galactosa.
Y
eso es todo, así que, cuidadito. Mucha prevención y tratamiento precoz.
Dr.
Vicente Albéndiz Gutiérrez
Médico
Especialista en Alergología
Grupo AlergoMálaga