La rinitis alérgica es una enfermedad inflamatoria de la mucosa nasal inducida por una respuesta inmunológica (por hipersensibilidad) tras la exposición a un alérgeno sobre las membranas que recubren las fosas nasales. Los síntomas típicos son: picor nasal, estornudos, mucosidad generalmente acuosa y congestión o taponamiento nasal. Los alérgenos que más frecuentemente causan rinitis alérgica son los pólenes, los hongos, los ácaros y los animales domésticos (perros y gatos).
En la mayoría de las ocasiones se acompaña de conjuntivitis, que consiste en la inflamación de la membrana que recubre al ojo y la parte interna de los párpados y se manifiesta con síntomas como picor o escozor, enrojecimiento y lagrimeo. Se habla entonces de rinoconjuntivitis alérgica.
Fosa nasal normal y Fosa nasal con rinitis alérgica |
El asma bronquial es una enfermedad respiratoria crónica caracterizada fundamentalmente por la inflamación de los bronquios, que sufren un estrechamiento de su calibre ocasionando los síntomas típicos de la enfermedad: tos, falta de aire, pitos en el pecho y opresión torácica. Estos síntomas pueden variar en frecuencia e intensidad.
En ocasiones, el asma puede cursar con periodos de empeoramiento intenso (crisis asmática), que se relacionan con la exposición a agentes que producen alergia. En otros casos pueden sobrevenir crisis causadas directamente por el ejercicio físico, por infecciones respiratorias o por algunos medicamentos como los antiinflamatorios del tipo de la aspirina.
Los alérgenos relacionados con el asma alérgica son los mismos que causan rinitis.
Pulmón Sano y Pulmón con Asma |
En las consultas de alergología, la rinoconjuntivitis se consideró el primer motivo de consulta en el estudio Alergológica 2005 con un 55% de los casos. A la vista de los datos, uno de cada dos pacientes que se atienden por primera vez en las consultas acude por presentar rinoconjuntivitis.
En varios estudios se ha señalado que la rinitis alérgica es un factor de riesgo importante para el desarrollo de asma.
En los niños, su presencia se ha asociado de forma independiente con el doble de riesgo de sufrir asma a la edad de 11 años. En los individuos jóvenes y en los adultos los estudios han mostrado resultados similares en pacientes seguidos a largo plazo.
Aunque las cifras son muy inferiores a las de la rinitis, Alergológica apunta que entre un 3% y un 7% de la población adulta tiene asma. Esta cifra es algo más elevada (entre un 5% y un 10%) en la población menor de 6 años y en las últimas cuatro décadas se ha triplicado el número de casos de asma, convirtiéndose en un auténtico problema de salud pública.
Además, la intensidad de la rinitis se relaciona directamente con la gravedad del asma.
En el control de la enfermedad alérgica, el adecuado cumplimiento terapéutico por parte del paciente es uno de los elementos esenciales para garantizar el éxito.
Tradicionalmente los pacientes se han enfrentado a un complejo programa de tratamientos sintomáticos para cada órgano afectado cuando en realidad el punto de mira debe ponerse en la sensibilización al alérgeno y no en la afectación concreta de órganos.
Actualmente se dispone de evidencia que demuestra que la inmunoterapia con alérgenos no solo alivia de forma eficaz los síntomas respiratorios y oculares sino que también posee efecto duradero tras la finalización del tratamiento y puede prevenir la progresión de las enfermedades alérgicas.
Se trata del tratamiento alergológico por excelencia: la inmunoterapia con extractos alergénicos, comúnmente conocida como “vacuna de alergia”.
Inmunoterapia |
La inmunoterapia es el único tratamiento específico capaz de modificar el curso natural de la enfermedad, consiguiendo que ésta mejore o desaparezca. Consiste en la administración de concentraciones progresivamente crecientes de un alérgeno, hasta alcanzar una dosis máxima preestablecida, que se puede mantener durante un periodo aproximado de 3 a 5 años. Actualmente las pautas de dosificación difieren según la indicación, el tipo de extracto y la vía de administración.
Tanto la indicación como el control de la inmunoterapia corresponden al médico especialista en Alergología, quien valorará de forma individualizada la composición del extracto así como la pauta de administración.
En la inmunoterapia subcutánea el periodo de iniciación suele ser semanal (pauta convencional). Cuando interesa alcanzar precozmente la dosis de mantenimiento se pueden poner varias dosis en un día a intervalos semanales (pautas agrupadas) o todas las dosis en pocos días (pautas rápidas y ultrarrápidas).
La fase de mantenimiento consiste en la repetición de la última dosis alcanzada en la fase de iniciación, generalmente con una frecuencia mensual. En algunos casos de alergia a pólenes la vacuna se interrumpe cada año para volver a reintroducirla el año siguiente, transcurrido el periodo de polinización (pautas preestacionales).
La administración de extractos alergénicos por vía subcutánea no está totalmente exenta de riesgos, como ocurre con otros medicamentos. Por ello debe realizarse en un centro sanitario con capacidad para tratar posibles reacciones. Tras la inyección del extracto el paciente debe permanecer en el centro durante al menos 30 minutos, sin realizar ejercicio físico violento ni tomar baños con agua caliente o saunas en las 3 horas siguientes a la aplicación.
Inmunoterapia Subcutánea |
Dada la seguridad del tratamiento sublingual, en la actualidad algunos preparados permiten comenzar directamente con la dosis de mantenimiento. Estos extractos pueden ser administrados en el domicilio del paciente.
Inmunoterapia Sublingual |
Dra. Gloria María Requena Quesada
Médico Especialista en Alergología
Grupo AlergoMálaga
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