jueves, 18 de enero de 2018

La contaminación y su influencia en las enfermedades alérgicas

Numerosos estudios ponen de manifiesto la coincidencia entre los picos de contaminación ambiental en las ciudades industrializadas y el incremento de ingresos hospitalarios y de asistencia en urgencias a determinado tipo de pacientes.
  
        La Organización Mundial de la Salud y la Agencia Europea de Medio Ambiente tienen definidos unos estándares de calidad del aire, que se van revisando con periodicidad. Muchas capitales europeas han dinamizado iniciativas para reducir la contaminación cerrando el tráfico rodado determinados días del año, o, incluso, como ha hecho Londres recientemente, imponiendo una “tasa de toxicidad” a los vehículos más contaminantes.
Agencia Europea de Medio Ambiente
     El cambio de la fuente de energía principal utilizada durante la revolución industrial: el carbón, por la actual: el petróleo, y los productos derivados de su combustión: partículas diésel, ozono, dióxido de nitrógeno, etc, parecen estar actuando como factores favorecedores en el desarrollo y/o exacerbación de la enfermedades respiratorias alérgicas (rinitis y asma). Existen todo tipo de opiniones sobre este tema, al que le queda todavía mucha tela por cortar. Lo que sí se sabe es que la prevalencia de las enfermedades respiratorias de origen alérgico es mayor cada década que pasa, y lo es sobre todo en el ámbito urbano en comparación con el rural, y en los países industrializados.
Contaminación del Tráfico de las Ciudades
      Las partículas de escape de los motores diésel actúan sobre las enfermedades alérgicas de distintas formas: las derivadas del efecto que generan sobre los propios alérgenos ambientales, como adyuvantes, potenciando su alergenicidad; y las que se derivan de su efecto directo sobre la vía respiratoria, sobre el epitelio bronquial y nasal. Pero no solo afectan a nivel respiratorio, sino que son muchos los procesos que pueden agravar/precipitar cuando se inhalan de forma continuada (lo habitual en las grandes ciudades): enfermedades cardiovasculares, mayor predisposición a sufrir infecciones, descompensación de las enfermedades bronquiales obstructivas crónicas (EPOC), cáncer, etc.

El dióxido de nitrógeno (NO2) es un gas tóxico derivado de los procesos industriales y la combustión de los motores de los vehículos; pero también se puede encontrar en elevadas concentraciones en muchas viviendas, por el uso de las cocinas y los calefactores durante los meses de invierno. Se conoce que el NO2 actúa empeorando el asma a través de su efecto potenciador de los procesos alérgicos y su acción directa sobre el epitelio bronquial. Además, es un precursor del ozono, otro gas especialmente oxidante y, por tanto, perjudicial para la salud.
O3: Ozono
    En los países mediterráneos se superan con frecuencia los umbrales recomendados de ozono. A mayor tiempo soleado, mayor será la transformación del dióxido de nitrógeno en este gas, que favorece la inflamación de la vía respiratoria con las consecuencias que esto trae para la salud en aquellos paciente que, de por sí, padecen de base una enfermedad pulmonar como el asma, la bronquitis crónica, etc.

No es raro ver en las noticias a ciudadanos de otros países, como ocurre en china, portando mascarillas en sus trayectos del domicilio al trabajo y viceversa, o llamamientos en muchas ciudades europeas a evitar practicar deporte en el exterior e incluso salir en los días en los que se detectan niveles más elevados de contaminación en el ambiente.
Ciudadanos Chinos con mascarillas protectoras
      Dentro de Andalucía, Málaga, junto con la Bahía de Algeciras, son actualmente los lugares con los niveles más bajos de contaminación. En el último año, en Málaga, los límites permitidos o deseables se superaron solo en momentos puntuales. En el resto de Andalucía, por no hablar de otras regiones de España, como Madrid, el problema resulta mucho más acuciante.
Y, aunque estén surgiendo todo tipo de iniciativas impulsadas desde los propios gobiernos: limitaciones al tráfico rodado, tasas a los vehículos más contaminantes, cierres temporales de fábricas o, como ha ocurrido recientemente en China en la ciudad de Xi´an, la construcción de un enorme purificador de aire de cien metros de altura, no es menos cierto que estamos lejos aún de dar solución a uno de los grandes retos de mundo industrializado. 
Torre Purificadora en la Ciudad China de Xi'an
La llegada de los automóviles eléctricos, la potenciación de las redes de transporte público, el reciclaje (que evita nuevos procesos de fabricación con la consecuente emisión de más gases nocivos), etc; pero, sobre todo, el compromiso internacional (en el que Donald Trump no parece querer participar), serán aspectos clave para demostrar que somos una sociedad moderna que quiere cuidar su presente, pero también mirar por su futuro.

Dr. Gonzalo Campos Suárez
Médico Especialista en Alergología
Grupo AlergoMálaga